Machu Picchu y Huascarán
(Leyenda)
Por Aarón Quichca Soto/5to grado.
Érase una vez, un padre el Dios Wiracocha, tuvo dos hijos que tenían por nombre: Machu Picchu y Huascarán. El segundo creció en un medio saludable, como si fuera un Dios, mientras que Machu Picchu, en la tierra volviéndose un ser malvado, renegón, quien no tenía lástima de nadie, ni de seres humanos menos de animales.
Huascarán, era muy bueno a pesar que vivía como Dios, era solidario, tenía amor a la naturaleza, tenía un corazón puro blanco, pero Machu Picchu tenía un corazón de roca, todo negro, brusco, tosco.
Huascarán trató de convencerle que se volviera bueno, conversaba, hacía ejemplos de bondad, hasta un día lloró porque él quería ver un mundo de paz, pero no sirvió de nada seguía lastimando a los demás.
Pasaron los años, todo era igual y el padre Wiracocha apoyaba en todas las decisiones que tomaba Huascarán y resondraba a Machu Picchu, a veces lo castigaba.
Un día muy enojado Machu Picchu decidió matar a su hermano Huascarán. Ambos se enfrentaban. Huascarán podía destruirlo si él quisiera, tenía poder pero pensaba en la multitud de personas que lo Visitarían, lo fuera, lo visible para el mundo era maravilloso, sólo por ello, se dejaba lastimas por su hermano.
Wiracocha al ver esa pelea provocada por Machu Picchu, dejó en un cerrar de ojos de Huascarán se convirtiera en NEVADO y MACHU PICCHU EN UNA MONTAÑA. La primera representa el corazón puro, una vida sana, limpia sin maldad, mientras que la segunda representa la fortaleza, la grandeza.
Ambos convertidos en seres inertes, Wiracocha resucitó a Huascarán cambiándole de nombre PACHACÚTEC, y le dotó de fuerza, amor y solidaridad. Éste construyó un mundo maravilloso como hoy lo conocemos. Así, nace nuestra majestuosa ciudadela inca.
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